Uno de los juicios más certeros y radicales
que he escuchado sobre el periodismo en Cuba, lo ofreció Alfredo Guevara en una
entrevista que le realizara Amaury Pérez Vidal en el programa Con dos que se
quieran. Estas fueron sus palabras en aquella ocasión: el periodista en Cuba
tiene que ser periodista.
También en el sexto Congreso del Partido,
Raúl Castro reflexionó sobre la función social del periodista, una profesión
cuyo ejercicio en Cuba suscitó encendidos debates en mi aula. Llegamos a la
conclusión de que el reto queda en nuestras manos y como dice uno de mis
compañeros, no estamos en condiciones de criticar cuando somos los primeros
en acomodarnos a rutinas productivas de
antaño establecidas en los medios de prensa.
Muchas veces hablamos de lo que representa la
desprofesionalización de la prensa en Cuba y también llegamos a una conclusión,
que coincide con la opinión de García Márquez: en el periodismo lo importante
es la vocación y la práctica. Eso no significa que dejemos de reconocer que la
ausencia de licenciados en periodismo en los medios es uno de los principales
problemas.
Al final la culpa recae en rutinas
productivas, en acomodamiento, en que a los periodistas los censuran personas
que no saben nada de periodismo. Uno de los principios del socialismo y por
tanto, una de sus principales diferencias con el capitalismo, es el empeño por
satisfacer las necesidades sociales, sin embargo en los últimos años la prensa
cubana no ha cumplido ese rol.
Esta cuestión de la censura y de la
obediencia existe en todas partes del mundo y por eso mueren tantos periodistas
al año. En ningún lugar la prensa deja de ser un instrumento de dominación de
quien está en el poder, pero aquí el afán por legitimar los intereses del
Estado, contribuye a fomentar la apatía que nos está matando. Formas de hacer
caducas, lenguajes trillados y descontextualizados identifican, con escasas
excepciones, al periodismo cubano.
Hay que exhibir la sociedad que tenemos con
sus defectos y virtudes a través de la objetividad, de la crítica constructiva
y responsable, pues no tratar los problemas que todos conocemos es la salida
más fácil pero la menos inteligente.
Al
igual que sucede con otras muchas disciplinas, estamos desperdiciando el
potencial de los medios de comunicación, debemos aprender a usarlos en nuestro
favor de una manera que sí nos favorezca. Es fácil ser un Nostradamus acá
cuando puedes casi prever las noticias nacionales que saldrán en la televisión.
La
metamorfosis de la prensa cubana queda en manos de la joven generación de
periodistas. Si hay algo cierto y de lo que nos vanagloriamos, es que somos un
pueblo con un nivel de instrucción suficiente que amerita confianza en que
vamos a comprender los matices de nuestra realidad.
Por Lisandra Durán Gutiérrez
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