En 2017 suman dos décadas de la llegada los restos del Guerrillero
Heroico y varios de sus compañeros de la gesta en Bolivia al Memorial
del Conjunto Escultórico Ernesto Guevara, aunque en Santa Clara se le
recuerda vivo y en el corazón del pueblo.
Los mayores aún ven
pasar al Che con un brazo en cabestrillo durante los días épicos de la
batalla de la ciudad o con el traje verde olivo de Ministro de
Industrias en la apertura de fábricas, mientras los nacidos después,
crecieron bajo su influjo.
Un monumento ubicado en la cumbre de
las elevaciones del Capiro, evoca acciones de la columna ocho Ciro
Redondo del Ejército Rebelde comandada por Ernesto Guevara, durante la
toma de la ciudad, en diciembre de 1958. Alturas que se hallan en la
zona urbana, a 180 metros sobre el nivel del mar y que devienen lugares
de referencia histórica, espléndidos para acampadas de pioneros y para
los que buscan un refugio verde, dentro de la urbe.
En una
céntrica vía, frente a otra de las comandancias de la tropa, está
ubicada una de esas obras artísticas donde no faltan flores frescas de
transeúntes, turistas, recién casados o silenciosos admiradores. Una
escultura de tamaño natural, donada por el artista español Casto Solano
Marroyo a la central ciudad cubana, en octubre de 1998, atrae la
atención de todos.
Los pobladores conocen la talla en bronce como
el Che de los niños, lleva el traje verde olivo de la Sierra, la selva o
cualquier parte del mundo donde se combata la injusticia, y el autor
recrea momentos de la vida del argentino-cubano con pequeñas figuras
diseminadas por su cuerpo.
Aún se siente el aliento de Ernesto
Guevara en aquellas industrias que promovió en la actual Villa Clara,
como la Planta Mecánica Fabric Aguilar Noriega, la Empresa Inpud Primero
Mayo, ambas en Santa Clara; la fábrica de bujías Neftalí Martínez, en
Sagua la Grande, y la de bicicletas, en Caibarién.
Importantes
centros como una ciudad escolar y el prestigioso cardiocentro
territorial llevan el nombre del héroe, mientras murales y otras obras
pictóricas abundan en la localidad.
La plaza de la Revolución
Ernesto Guevara, abierta al público en diciembre de 1988, resulta sitio
de conmemoraciones, impresionante labor de arquitectos y escultores
donde se guardan, desde hace 20 años los restos del Che y varios de sus
compañeros en Bolivia.
miércoles, 7 de junio de 2017
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