El maltrato a edificios y mobiliarios de
centros de salud, producto de indisciplina social o desidia afectan la
calidad del servicio y sobre todo a la economía cubana, que cada año
deroga altos presupuestos al mantenimiento de la red de instalaciones
sanitarias.
Llaves de agua y luminarias desaparecidas, tazas de baños rotas o tupidas por un uso inadecuado, escrituras en paredes, estragos en el mobiliario, son algunos de los daños que se observan en establecimientos de salud.
El estado cubano otorgó más de 10 millones de pesos para reparación y
mantenimiento de instituciones de salud en Villa Clara, este año, dos
millones más que en el periodo último , declaró María del Carmen
González, jefa del departamento de inversiones del sector en la
provincia.
Agregó que el buen uso de ese financiamiento trasciende en más
confort y mejor servicio para la población, pero el rápido deterioro de
espacios reparados, conspira contra una mayor oferta de bienestar a los
pacientes.
González señaló que el cuidado debe partir de los valores del
ciudadano, la propia organización de los centros y un mayor accionar de
la brigada de mantenimiento de las instituciones.
Se precisa de un ambiente que rete al indisciplinado o displicente,
además de la participación crítica de cada persona, ante afectaciones a
la propiedad social, significó.
Emilio Milián, poblador de Santa Clara, dijo que resulta dolorosa la
conducta de individuos que intencionadamente o por descuido, destruyen
espacios que pertenecen a todos.
Una mayor vigilancia sobre los bienes- afirmó- y la sanción a los
infractores cuando, la lleve, pueden contribuir a preservarlos.
Entre los principales logros de la Revolución se encuentran los
servicios gratuitos de salud, para bien de todos, por lo cual no se
puede permitir que algunos ciudadanos atenten contra ellos, argumentó.
Por Luz María Martínez Zelada (Tomado de la ACN)
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