El
primer capitán Julio López Granado me recibió con una sonrisa y su uniforme
verde olivo, el mismo que tantas batallas viviera. En su memoria atesora las
vivencias de aquellos 25 meses que pasara en la guerra, las palabras fluyen
precedidas por la emoción que experimenta al rememorar aquel primer encuentro
con el líder de la Revolución.
«Un
17 de enero de 1957 me uní como guía y mensajero de la Columna 1 José Martí
liderada por Fidel, lo conduje hasta los Llanos de infierno lugar donde el
Comandante realizara la primera escaramuza a las tropas enemigas»
«El
primer hombre que traicionó a Fidel fue Eutimio Guerra un guajiro que fue
capturado y decidió pasarse al bando de los casquitos por diez mil pesos y una finca
a cambio debía asesinar al Comandante, casualmente lo descubrí en el campamento
enemigo y alerté Fidel, apresamos al traidor y fue ajusticiado».
A
este combatiente no se le escapa ni un solo detalle de la Historia de Cuba,
fechas número de hombres, cantidad y tipo de armamento, todo cabe en su
memoria que asombra tanto como su
narración. En él aún están presentes los primeros enfrentamientos entre el
naciente Ejército Rebelde y los soldados batistianos.
A
sus 14 años de edad Julio lucía una cabellera espesa hecho que causó curiosidad
al Che quien lo bautizara como Promesa nombre que lo acompañaría durante toda
la guerra.
Julio
siempre pensó morir antes que el jefe como lo llamara en la sierra, pero el
azar decidió lo contario este 30 de noviembre volverá a subirse a la caravana
de la victoria para acompañar a su Comandante en su último viaje.
«La
partida de Fidel es un dolor muy profundo, difícil de expresar con palabras.
Tenía 14 años cuando me incorporé a la columna bajo su mando y todo lo que soy y
son mis hijos y nietos se lo debemos a Fidel. Fidel era, es, el hombre más
grande que he conocido y el más humano de todos».
Por
Adriana Araña García
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