En Santa Clara desde
cada centro de trabajo o estudio se recuerda hoy al insigne revolucionario y
jefe militar Máximo Gómez, en el aniversario 179 de su natalicio.
Hombre de excepcionales
cualidades, llegó a ocupar las más altas responsabilidades dentro del Ejército
Libertador de Cuba durante las luchas independentistas del pasado siglo. Por
los servicios prestados a la
República durante más de 30 años, fue declarado ciudadano
cubano por nacimiento.
Máximo Gómez nació en
Bani, República Dominicana, en el año 1836. En su isla natal alcanzó el grado
de capitán dentro del ejército español pero posteriormente se traslada a Cuba y
se inserta en 1868 dentro de las fuerzas insurrectas.
Por sus conocimientos
militares y su capacidad de líder del movimiento cubano, Carlos Manuel de
Céspedes lo ascendió a Mayor General.
Entre sus acciones más
brillantes destacan la primera carga al machete el 4 de noviembre de 1868,
cuando aniquiló en breves minutos dos compañías enemigas.
Como muestra de su
apoyo incondicional a los cubanos y a la causa independentista, cuando la Asamblea del Cerro acordó
su destitución como General en Jefe, puesto que las discrepancias habían
llegado a su clímax y se resquebrajó la imprescindible unidad, Gómez hizo un
Manifiesto a la nación, donde expresó:
«…Extranjero como soy, no he venido a servir a
este pueblo, ayudándole a defender su causa de justicia, como un soldado
mercenario; y por eso desde que el poder opresor abandonó esta tierra y dejó
libre al cubano, volví la espada a la vaina, creyendo desde entonces terminada
la misión que voluntariamente me impuse. Nada se me debe y me retiro contento y
satisfecho de haber hecho cuanto he podido en beneficio de mis hermanos.
Prometo a los cubanos que, donde quiera que plante mi tienda, siempre podrían
contar con un amigo».
Sumido en la
frustración tras la ocupación militar, murió en La Habana el 17 de junio de
1905.
Por Isabel Díaz
González
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