De la chapucería y otros demonios
pudiera ser el título de este comentario que me lleva hoy a repasar sobre el
tan llevado y traído concepto, que parece adueñarse de las calles y avenidas de
Santa Clara.
Y con el respeto que merece el
reconocido libro del aclamado autor colombiano Premio Nobel de Literatura en el
año 1982, Gabriel García Márquez,
permítanme recordarles que este mal resulta tan famoso como la citada obra de
la literatura latinoamericana.
La chapucería es uno de los peores
males que corroe a la economía cubana y consecuentemente a la sociedad actual.
Aunque son muchos los colegas de la prensa que han abordado el tema desde
múltiples aristas, nunca será bastante lo que pueda decirse para condenar tal
práctica.
Pensemos con cuanta frecuencia vemos
Un salidero en la vía pública recién reparada, un servicio gastronómico deficiente y una construcción recién
inaugurada con visibles deterioros, fenómenos suficientes para evidenciar este
comportamiento indolente de muchos que tanto malestar y daño causa a todos.
Resultaría de mucha utilidad que
reflexionáramos sobre lo que pudiéramos hacer desde nuestro pedacito. El
secreto de este dilema creo que estaría en reconocer cuánto afecta a nosotros
mismos esta tendencia que se generaliza a lo imperfecto, al descuido, donde
criticar y combatir es también otra de
las vías de solución.
Entonces no ocuparíamos más estas
líneas en hablar de la chapucería y otros demonios.
Por Isabel Díaz González
0 comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por su comentario