Uno de los temas de mayor
interés para los cubanos en las reuniones de consulta popular del Proyecto de
Constitución es el de Deberes, derechos y garantías
La realización de 80 000
reuniones de consulta popular del Proyecto de Constitución, con la asistencia
de más de un millón de cubanas y cubanos dentro y fuera del país, revela el
interés reinante en torno a su contenido y la confianza de que los criterios
vertidos contarán también en su redacción final.
Tan categórico respaldo en
ejercicio democrático y soberano, reafirma a su vez la medular definición que
le concediera el Primer Secretario del Comité Central del Partido, General de
Ejército Raúl Castro Ruz, en el acto central por el aniversario 65 del asalto a
los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes:
«La Constitución de la
República es la ley fundamental sobre la cual se asienta el Estado y, por
tanto, es el fundamento jurídico y político más importante de cualquier país,
ya que define los fundamentos de la nación, la estructura de los poderes y su
alcance, así como garantiza los derechos y deberes de los ciudadanos».
Precisamente este último
aspecto, consignado en el Título iv: Deberes, derechos y garantías, se
encuentra entre los que mayores expectativas han suscitado, pues como expusiera
a Granma la Doctora en Ciencias Jurídicas, Martha Loyda Zaldívar Abad, el
núcleo duro, el corazón de los textos constitucionales, tiene que ver con el
catálogo de deberes, de derechos y garantías.
«El hecho es –refiere la
Profesora Titular de Derecho Constitucional y Teoría General del Estado de la
Facultad de Derecho de la Universidad de Oriente– que sin demeritar el resto
del importante contenido, a los ciudadanos les gusta más por naturaleza escuchar
el respeto a sus derechos y a sus garantías, que la atención a sus deberes.
«Esto pasa en todo el mundo
y especialmente en Cuba, donde la Revolución siempre ha respetado los derechos,
ha tenido en su centro la dignidad de las personas y les ha otorgado garantías
jamás soñadas, de ahí que dado ese vínculo jurídico-político del ciudadano
cubano con el Estado, se diga que la Constitución es el reflejo de la
sociedad».
Sobre esa base, tan pronto
la reunión del Órgano de Inmigración y Extranjería, del Ministerio de Interior
en la provincia santiaguera, abordó el citado Título, la mayor Melba Luna
argumentó ante el enunciado del Artículo 40. «Todas las personas son iguales
ante la ley…», que su contenido íntegro sustenta el postulado martiano «con
todos y para el bien de todos».
«Estamos –añadió–, frente a
un cambio trascendental para la sociedad cubana, donde no se pueden dejar cabos
aislados, y junto a plantearse la protección a la familia, la maternidad, la
paternidad y el matrimonio, se precisan responsabilidades y obligaciones en la
conducta, la formación de los hijos y la atención de estos a sus padres».
Motivado por ese reclamo
hacia los padres, el suboficial Ángel Luis Silva señaló que no fue criado por
los suyos, «no los tuve a mi lado en mi niñez ni en mi juventud, pero hoy son
dos ancianos, los tengo conmigo sin rencor alguno, y todos los días siento la
satisfacción de ver cuánto me valoran».
Similar posibilidad de
emitir su criterio tuvo Ariel García en la Fábrica de Cerveza Hatuey, cuando
tras ponderar las garantías de seguridad jurídica que reserva el Artículo 48,
sugirió agregar en el párrafo 158 que ese derecho a «recibir asistencia
jurídica para ejercer su defensa» se materialice desde el mismo momento de la
detención de la persona.
Tomado de Granma
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